2 El es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los
nuestros, sino también por los del mundo entero.
3 En esto sabemos que le conocemos: en que guardamos sus
mandamientos.
4 Quien dice: «Yo le conozco» y no guarda sus mandamientos es un
mentiroso y la verdad no está en él.
5 Pero quien guarda su Palabra, ciertamente en él el amor de Dios ha
llegado a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él.
6 Quien dice que permanece en él, debe vivir como vivió él.
7 Queridos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino el
mandamiento antiguo, que tenéis desde el principio. Este mandamiento
antiguo es la Palabra que habéis escuchado.
8 Y sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo - lo cual es
verdadero en él y en vosotros - pues las tinieblas pasan y la luz verdadera
brilla ya.
9 Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano, está aún en
las tinieblas.
10 Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza.